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Carlos Daniel Sequeira.
Durante mucho tiempo el sistema imperante en el mundo nos ha designado a los nicaragüenses el destino de ser un país inestable y pobre, durante buena parte del siglo veinte dos facciones de derecha llevaron las riendas del país, cumpliendo este nefasto designio, liberales y conservadores, sumidos en una guerra de clanes que evoluciono a una guerra de intereses económicos y en muchas ocasiones a derramamiento innecesario de sangre nicaragüense. Encerrados en ese ciclo vicioso nuestra historia esta plagada de momentos dignos del olvido, es con el surgimiento del sandinismo como una alternativa a las paralelas históricas que se da la oportunidad de romper esa espiral descendente que nos condenaba como estigma a los ojos del mundo.
Obviamente el surgimiento de el sandinismo molestó, molesta y seguirá molestando a quienes creen que la historia es una rueda donde los momentos se repiten una y otra vez, cambiando solo los nombre y las fechas sin una verdadera evolución, el planteamiento revolucionario del sandinismo trastoco la costumbre con la revolución del setenta y nueve con el asumido de posturas distintas a la de las corrientes políticas tradicionales, no solo con el derrocamiento del régimen de Somoza, también con la lección moral, democrática y por ende histórica de entregar el poder teniendo el dominio de las armas en el noventa, para posteriormente recuperar el gobierno por la vía de los votos en el dos mil seis.
Durante esa etapa comprendida entre el triunfo de la derecha en el noventa y su caída en el dos mil seis, el comportamiento de la derecha nicaragüense fue el mismo que en los siglos anteriores, un pleito de perros interminables por morder los huesos del poder, donde las alianzas siempre han sido su estrategia de campaña que se rompe un día después de terminada la justa electoral, ese comportamiento pareciera haberse impregnado tanto en su modo de vida que no conciben un país armónico, con equidad, donde impere la justicia social.
Lamentablemente hechos exógenos a la realidad nacional alimentaron por años el miedo de los nicaragüenses y hizo creer que las opciones de la derecha eran viables después de siglos de fracasos consecutivos, el Frente Sandinista que este año cumple medio siglo de existencia contrasta con esas corrientes desordenadas que han asumido como mascaras conceptos como, “ liberalismo” y “ democracia” , sin llegar a interiorizar esos postulados a lo largo de la historia política del país.
Como ideología el sandinismo ofrece al nicaragüense un nacionalismo verdadero, un internacionalismo sincero y por sobretodo la oportunidad de romper el estereotipo de desorden e incapacidad que nos han legado liberales y conservadores, es importante señalar que la derrota del noventa sirvió al Frente Sandinista como sangría para depurarse de aquellos elementos que como ratas saltaron del barco cuando este parecía hundirse, en medio siglo de existencia, paso a paso, con los cambios propios de la evolución el sandinismo se ha convertido en la opción clara de aquellos que aspiramos a una patria pacifica y prospera.