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No fue al PP a quien la mayoría electoral confió la formación de Gobierno, pues realmente, el resultado de las urnas vino a proclamar la voluntad de cambio, rechazar el turnismo político y refrendar el sentir popular de confluencia en progreso
Resulta totalmente imposible abrir las páginas de la prensa, hacer "zapping" en televisión, navegar por Internet o escuchar la radio sin que nos encontremos con múltiples casos de corrupción, y sobre todo ahora cuando al unísono arrancan diversos juicios sobre las tramas corruptas y desfilan ante los tribunales "distinguidos imputados", que para mayor alarma social son tan solo una parte exigua de los mas de 2000 incursos en las 1700 causas judiciales abiertas en la actualidad .Escandaloso referente cuyo resultado sitúa a nuestro país en el pelotón de los más corruptos de la UE a la vez de elevar el coste de las prácticas ilícitas en materia de contratación pública a 48.000 millones de euros anuales, una cantidad sideral cuya equivalencia viene a rondar el 4, 5% del PIB.
Tal situación es indicativa de la nula vocación de servicio público y de la total falta de confianza en la democracia, de quienes, prevaliéndose de su cargo se adueñan de las instituciones con la única finalidad de anular el carácter servicial de la Administración, para así, postergando el interés general dar cancha abierta a la viciada dinámica de su enriquecimiento personal. Prácticas que por inadecuadas alteran las reglas de juego de la contratación pública al socavar el principio de publicidad y concurrencia que debe presidir todo procedimiento de contratación administrativa, rompiendo así el marco de igualdad hacia aquellas empresas que ejerciendo la actividad mercantil de buena fe, como consecuencia de tales prácticas se ven seriamente perjudicadas en sus legítimos derechos o en su defecto abocadas a la desaparición.
Los elevados niveles de corrupción son la causa de la pérdida de credibilidad manifestado por la ciudadanía hacia las instituciones y los dirigentes de las mismas, una situación de desafección extrema que hace que la sociedad deje de sentir que vive en una democracia y pierda toda afinidad con las personas que ha elegido como sus representantes.
Disparidad que cada día se hace mas notoria con el descubrimiento de nuevos escándalos como el protagonizado esta misma semana por los munícipes valencianos del PP y la investigación por finananzas ilegales iniciada ayer mismo por la Guardia Civil en la sede de los populares madrileños, que por su alcance, aparte de ridiculizar la eficacia de la legislación en materia de regeneración democrática, evidencia la falta de interés en el bienestar de los ciudadanos por parte de quien a más de su directa implicación política en los casos de referencia insiste en su empeño por hacerse con la Presidencia del Gobierno, incluso después de haber blindado a los suyos frente a la judicatura.
La lucha contra la corrupción debe estar fundamentada en el prestigio de las personas que se dedica a la actividad pública y en la ejemplaridad de su conducta
Por tanto, este grave fenómeno convertido en la segunda preocupación de los españoles, tendrá imposible solución mientras la composición del Ejecutivo esté conformado, por los de siempre, por las mismas personas que nos condujeron a a la actual debacle, pues toda solución para su efectividad pasa por aplicar cambios de verdad y no de boquilla, por poner al frente del país un equipo renovado, nueva sabía política que por su integridad y disciplina hagan imposible el camino a los fulleros sin escrúpulos en su dinámica de valerse de trampas y atajos para la consecución de sus turbios objetivos.
Por este motivo y por higiene democrática la actividad institucional debe tener en la lealtad y la integridad su referente de acompañamiento, no siendo de recibo por tanto, que los sujetos connotados con casos de corrupción tengan acceso al desempeño de funciones de representación institucional, pues por buena praxis, todo compromiso político con la gestión pública debe estar basado en el principio de tolerancia cero para con la corrupción, toda vez que la lucha contra esta pandemia debe constituir un elemento esencial en la forma de hacer política. Siendo por eso que
De ahí que en el actual escenario político con un PP sumergido en una vorágine de casos de corrupción, vinculados al cobro de comisiones por la adjudicación de obras públicas, la situación venga a confirmar una vez más la existencia de una red de financiación ilegal en el seno del partido de la gaviota, cuyas consecuencias lastran todavía mas la burda aspiración de Mariano Rajoy en su obstinación por lograr su investidura, pues en esta coyuntura, toda alianza con los conservadores por su elevada toxicidad condiciona de manera determinante las opciones del PP para poder formar Gobierno.
Pasado más de un mes desde los comicios y ante la continuidad de un Gobierno en funciones la situación exige con prontitud poner rumbo a la regeneración democrática y la conformación de un gobierno de progreso que blinde constitucionalmente las instituciones frente al agujero negro de una corrupción sistémica, de la que Mariano Rajoy por acción u omisión o por ambas causas no deja de ser parte implícita.