La Comisionada General de la Policía Nacional de Nicaragua, Aminta Granera, defendiendo lo indefendible, ante una Comisión de la Asamblea Nacional, dijo que la Policía debe ser garante del respeto a la tolerancia, la libertad de expresión y el derecho de moviliación; expuso que estaba conciente que, en determinadas ocasiones, la policía camina en el filo de la navaja y que no todo los sectores comprenden y aprueban su actuación; afirmó que la policía debe contenerse, y mantenerse entre la preservación del orden público y hacer los mayores esfuerzos para que nunca mas en Nicaragua se lamente una muerte por la excerbación del sectarismo político.

Las expresiones de la Comisionada Granera son contradictorias, porque la tolerancia por parte de la policiía, solo es comprensible cuando no se pone en peligro la seguridad de los ciudadanos, que no es el caso del actuar de la policía cuando las personas son agredidas fisicamente ante la vista y paciencia de miembros de la Policía; en esos casos, no han procurado manter el orden público y no estan haciendo su mayor esfuerzo por evitar que el sectarismo politico pueda provocar muertes; y algunas personas han resultado seriamente lesionadas.

La comisionada Aminta Granera, con sus expresiones es responsable de que los miembros de la Policía caminen al filo de la navaja, como ella lo expresa, pues ha permitido que su deber como jefa de la Policía Nacional, sea anulado por la obediencia al Presidente de la República; ha faltado a su deber constitucional por obedecer orientaciones sectarias y partidarias del Presidente de la República; no esta cumpliendo ni haciendo cumplir lo que ella misma afirma, es deber de la Policía y sera responsable de que en un futuro los nicaraguenses tengamos que lamentar alguna muerte por la exacerbación del sectarismo político.

El pueblo nicaraguense debe hacer llamados a la reflexión de los miembros de la Policía para que internamente sus integrantes protesten

Es lamentable que treinta años de esfuerzos por construir una Policía Nacional profesional y apartidista, no sean defendidos por los mismos miembros de la Policía; en tres años han degradado su imagen y pronto la población volverá a sentir que son un grupo armado represor y no defensor de la seguridad ciudadana.

El pueblo nicaraguense debe hacer llamados a la reflexión de los miembros de la Policía para que internamente sus integrantes protesten por estarlos obligando a actuar contra los verdaderos princìpios de ese Cuerpo de Seguridad ciudadana,