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Instalados en su estatus acomodaticio y compartiendo la estrategia de la derecha, las 'baronías' del PSOE son el principal escollo para conformar un gobierno de progreso al truncar con sus artimañas toda dialéctica de confluencia
Han corrido ríos de tinta sobre los resultados del 20D y especialmente en lo relativo a los acuerdos de gobernabilidad que podrían deparar, pero al final contra las mas posibilistas elucubraciones de aritmética electoral apuntando la compartimentación política en bloques de afinidad, tal probabilidad parece diluirse definitivamente contra el sentir mayoritario de las urnas para imponerse una vez mas la continuidad del bipartidismo y esta vez, con la apoyatura estratégica y la sustentabilidad del C's, como muleta partidista del IBEX 35 .
Eso al menos es lo deducible a juzgarpor la avenencia en triunvirato alcanzada por PP, C's y PSOE a la hora de conformar la Mesa del Congreso, onde los socialistas al margen del cambio proclamado durante la contienda electoral, sin haber explorado otras opciones no dudaron en aceptar el ofrecimiento de asumir la presidencia de la Cámara baja, aunque ello como fue el caso, supusiera entregar la mayoría de la Mesa al PP y Ciudadanos, al garantizarles con dicho pacto la mayoría del órgano de gobierno del Congreso, extremo que supuso dejar en manos de las fuerzas conservadoras el funcionamiento de la Cámara y por tanto, otorgarles plena capacidad decisoria sobre las leyes que se tramitan o no.
Esa alianza de intereses no facilita en nada la legislatura de cambio exigida por la mayoría electoral en las urnas, como tampoco la constitución de un gobierno de progreso capaz de reponer los derechos y libertades perdidas, pues el despropósito cometido por un denostado Pedro Sánchez y su equipo pone en serio riesgo tal probabilidad a pesar que tras los comicios el variopinto mapa de representación si hacía posible esta opción. Circunstancia que facilita el gobierno del PP en minoría e impide democratizar la vida política, abriendo la puerta al planteamiento de gobernabilidad que propician los poderes económicos del país y la dirección coordinada financiera y política europea con el patrocinio de protección del sector neoliberal del PSOE, aunque tal desenlace sea en si mismo una traición a su propio programa electoral y un atraco a la ciudadanía.
El Congreso de los Diputados ha de cumplir la función inequívoca de depositario de la voluntad popular que pretende el cambio político y social en este país
Cuando la conformación plural de la Cámara, posibilitaba rescatar la función legislativa y directiva de la política que el poder legislativo debe ostentar en una democracia real y que el absolutismo político del Partido Popular expropiara tras su victoria en el 2011, lo suyo, en vez de una dinámica de juego de tronos, debiera haber sido proceder en consecuencia y en atención a la correlación de fuerzas conformar la composición de la Mesa acorde a la diversidad del Congreso, y al efecto, dar inicio a la labor legislativa sobre la base de los puntos de coincidencia programática de las distintas formaciones que por afinidad fueran copartícipes del establecimiento de un gobierno alternativo y de progreso. Única fórmula para viabilizar la derogación de las leyes más opresivas del periodo del neoliberalismo autoritario del PP, y eso debiera haber sido así porque contra otras versiones y chalaneos de feria el Congreso de los Diputados ha de cumplir la función inequívoca de depositario de la voluntad popular que pretende el cambio político y social en este país.
Pero si tal contrasentido no fuera suficiente, el PSOE que teniendo voluntad de cambio debiera cuidar en lo fundamental su estrategia de pactos de gobierno, con su proceder demuestra no tener interés alguno en su consecución, eso al menos es lo que se deduce a juzgar por su negativa al fortalecimiento de la vida parlamentaria, donde sumándose a la resistencia del PP se niega a facilitar la constitución como grupos parlamentarios de las confluencias catalana, gallega y valenciana de Podemos, que además de su diferenciada participación política concurrieron a los comicios con desiguales distintivos electorales. De ahí que en buena lógica tal singularidad habría de tener plasmación en la composición de la Cámara, porque el no hacerlo, además de constituir un ninguneo de los cargos electos es un fraude a la voluntad electoral de la ciudadanía afectada.
Al hilo de los últimos acontecimientos todo parece indicar que lejos de la recomendable armonía es la disparidad quien toma papel protagonista en la relación PSOE - Podemos, alejando así la perspectiva de conformar un gobierno de progreso y de reversión a origen de las políticas del PP, posibilidad frenada por la fuerte resistencia interna en el seno de la organización socialistas donde el dominio de unas 'baronías' de marcada afinidad neoliberal intenta abortar toda tendencia al cambio, e impedir y con ello que su máximo dirigente pueda reforzar posición de liderazgo interno desde un hipotético papel como presidente de Gobierno. No preocupándoles lo más mínimo en su irresponsabilidad la repercusión en la ciudadanía del aciago efecto de las intrigas y maquinaciones de su particular guerra intestina que desde la inmadurez política amenaza con dar al traste con el sentir mayoritario de los electores.
Siendo así como los máximos detractores del derecho a decidir, deciden en exclusiva el futuro de país.