El maestro Shaolin

La mente de los seres humanos es a veces inescrutable desde el exterior, pero por lo general, hay ciertos rasgos que indican el grado de locura que cada uno de ellos alberga en su interior, es decir: o te haces el loco, o lo eres.

Sigdmund Freud, dedicó buena parte de su vida a investigar "las pasiones del alma" y los "tormentos de la mente" hasta llegar a su interpretación a través de los sueños, algo que ya se señalaba en la Biblia judía y que forma parte esencial de la vida de todo juedo-crisitiano.

A lo largo de siglos de mestizaje, la cultura juedo-cristiana (Occidental) ha ido incorporando elementos exógenos, que casi siempre han sido rechazados… como los implantes, al resultar cuerpos extraños al organismo.

A los occidentales, les seduce de forma especial la serenidad y el exotismo de lo oriental, así que se acercan a la India, a Japón o China, en búsqueda de algo que les haga distintos al resto de sus congéneres occidentales.

En medio de tanta mediocridad, siempre hay alguien dispuesto a sufrir la larga agonía de la paciente disciplina y el pesado ritual al que se someten los orientales, con tal de hallar la paz interior y la sabiduría que les va a hacer merecedores del más alto grado de maestría.

Para muchos, el simple hecho de soportar el ridículo de caminar por las urbes europeas vestidos de color azafrán con una túnica budista, ya supone alcanzar el Nirvana.

Para otros, simples mentecatos, estos personajes, se convierten en semidioses vivientes dignos de veneración.

El malestar está en la cultura

La monserga siempre es la misma, tres tomos de Krishnamurti, dos de Zen, un par de frases de Lao Tse y algo de Buda, una combinación como otra cualquiera para mediocres y advenedizos que sirven para dejar boquiabierto a cualquier occidental medio.

En el pasado reciente hemos descubierto que muchos de estos llamados Gurús, se han forrado a cuenta de un ejército de papanatas, seguidores de sus rezos y peroratas interminables a cerca de la paz de la mente y de la disciplina del cuerpo, que muchas veces terminaba en sodomización u orgía nepalí, mientras el consabido Gurú engordaba sus cuentas en paraísos fiscales y ampliaba su flota de Rolls Royce.

Este tipo de iluminados, mantiene a sus seguidores, gracias a una absoluta sumisión voluntaria, muy similar a la que ejerce el Capitalismo sobre buena parte de la Clase Obrera, a base de deslumbrantes frases de esperanza de una vida mejor, para mañana y de una paraíso celestial en un futuro no muy lejano, algo que el Gurú ya disfruta y promete que cualquiera de sus seguidores es capaz de alcanzar.

Todo ello, mientras no se tuerza la situación y las fuerzas oscuras venzan a las de la luz.

Pero claro, con el taoísmo hemos topado, ya lo decía el camarada Mao Tse Tung, el problema está en las contradicciones, esas que forman parte de sí mismas.

Lo que es positivo, a la vez es negativo, por tanto, hay que buscar el equilibrio entre ambos.

La pregunta es evidente, qué significan las mujeres para el maestro shaolin?

Los maestros shaolin que tanto educan la mente y la disciplinan se pueden volver locos?

Tal vez le faltó en su formación conocer a fondo a los samurais y aquella cuestión del Honor que se llama Harakiri.

La Eutanasia, que nos niega la cultura juedo-cristiana.

@ordosgonzalo