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¿Ayer se extendió una de tantas alfombras rojas, cuantas veremos a lo largo de estos años ? Cada vez que se despliega una de ellas crecen los beneficios de sus patrocinadores
Por la alfombra roja del teatro Nokia de Los Angeles, California, Yanquilandia, desfilaron casi todos, entre ellos no podía faltar la conocida filántropa París Hilton, y los que se quedaron de un palmo de narices con la muerte repentina del que les va a dejar forrados de pasta, Kenny Ortega su coreógrafo y director de la película Thi is it, un especie de zurcido de recortes, de vídeos varios, correspondientes a los ensayos, a los que llaman película.
Elizabeth Taylor, (Liz, para los amiguetes) dicen que lo siguió por el Twitter ese, que está de moda entre los modernos, y por lo visto llegó a decir que era una muestra del talento divino que poseía Michael Jackson.
Lo de divino, (vaya usted a saber quién hizo la traducción de lengua de Shakespeare) no sabemos si lo dijo en plan celestial, o por ser excelente, o extremadamente primoroso, (véase el Diccionario de la RAE), sea como sea nos quedamos acongojados con tanto elogio al difunto.
Suma y sigue la cadena de celebraciones, eso si pagando la entrada, comprando discos, vídeos, guantes de todos los colores, camisetas, calcetines blancos (que horterada), y todo adminículo que sirva para la adoración del ídolo.
La fiesta sigue, hay que mantener viva la llama, mientras alumbre la candela, el Mercado Jako, producirá píngües beneficios, a la caterva de negociantes de lo ajeno.