En las películas de los años 40 a los mecánicos se les reconocía por llevar una gorrilla en la cabeza, algo levantada, y un trozo de estopa colgando del bolsillo trasero.

A principios de los 80, Ronald Reagan, mal actor y peor presidente de los EE.UU., hacía gala de los mejores sombreros texanos, indumentaria con la que mejor identificamos a los norteamericanos y a los cowboys, era algo que le iba muy bien pues siempre trabajó como actor secundario en las películas de vaqueros.

Ya por esos años los SWAT's (cuerpos especiales de la policía de EE.UU.) lucían una gorrilla, que siempre se la ponían vuelta atrás para apuntar con la escopeta de balínes.

Esto en las películas nos parecía un poco chabacano pero gracioso, ya estábamos acostumbrados a ver a los yanquis haciendo el indio en el cine, diciendo aquello de "tu ser cuchillo largo, yo ser piel roja" y chorradas por el estilo, así que no era extraño lo de la gorrilla volteada, era otra forma de hacer el indio en plan moderno.

Más tarde en los años 90, fue haciendo presencia entre las figuras políticas la gorrita pelotera, por aquello de que peloteros los hay en toda América, y es un deporte de masas que no conoce, razas, religiones, jueces, fronteras... ni bloqueos y hace mucha propaganda en tiempo de elecciones.

El comandante Fidel se la ponía con frecuencia y lo imitaron Daniel Ortega, Torrijos, Noriega, incluso el Libertador Chávez.

Y ahora de la noche para la mañana, todo bicho viviente lleva la maldita gorrilla pelotera, como si fuera una elegante prenda de vestir, a manera de tocado, en plan "fashion", como dirían los cretinos yanquizantes.

Los gorrillas que te tocan las pelotas

Por mi, vístase usted como quiera, pero sepa que los taparrabos, son propios de los indios salvajes, otra cosa es que sea usted tan mediocre, que necesite llamar la atención del resto de los seres vivos, y precise para ello teñirse el pelo de azul o de leopardo y encasquetarse una gorrilla de pelotero.

En España se suele decir de aquellos que no trabajan: "que viven de gorra", el que va a comer a casa de alguien invitado: va a comer "de gorra", que los curas en la misa pasan la "gorra", que el que hace todo esto, es un "gorrón" o vive del "gorroneo".

También en España, se suele decir del adulante, que es un "pelotas" del que molesta que es "un toca pelotas", de los que reverencian a su jefe "pelotillas".

Por eso estoy hasta las pelotas de las gorrillas, de los gorrones y de los pelotas, que van haciendo el indio con la gorra hasta en las bodas.