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Brasil se apresta a vivir el domingo una jornada de protestas contra la "corrupción" de aliados del presidente conservador Michel Temer. La convocatoria, paradójicamente, fue hecha por organizaciones ciudadanas que hasta hace unos meses sacaban a millones de personas a las calles para pedir la destitución de la izquierdista Dilma Rousseff.
"El domingo vamos a la calle contra la forma sucia de hacer política y en apoyo a la investigación Lava Jato", sobre el escándalo de Petrobras, afirmó en su página de Facebook la organización "Vem Pra Rua" (VPR, Ven a la calle), que fue una de las más activas en exigir el impeachment de la mandataria, separada de su cargo en mayo y destituida definitivamente en agosto por manipulación de las cuentas públicas.
El Movimiento Brasil Libre (MBL), liderado por jóvenes con un tono más radical, también llamó a salir a las calles "para poner fin al fuero privilegiado" que libra a ministros y legisladores de la justicia ordinaria; y cambió el "Fora, Dilma" de ayer por un "Fora, Renan".
Renan Calheiros, el poderoso presidente del Senado, es el blanco principal de la convocatoria que, según estos grupos con más de 1, 5 millones de seguidores en redes sociales, podría extenderse por más de 200 ciudades, incluyendo Brasilia, Rio de Janeiro y Sao Paulo, epicentro de las protestas contra Rousseff.
Calheiros, un aliado clave de Temer y miembro de su partido, el PMDB, enfrenta una docena de investigaciones, varias de ellas ligadas a la red de sobornos de la estatal Petrobras. El jueves, el Supremo Tribunal Federal (STF), donde hasta ahora se acumulaban esas causas, informó que lo juzgará por un caso de malversación de fondos que estaba en espera desde 2007.
Un día antes de esa decisión, el senador intentó que la cámara alta aprobara con carácter de urgencia un polémico paquete de leyes anticorrupción que acababa de validar la Cámara de Diputados. Con decenas de legisladores sospechosos de dolos diversos, muchos por la operación Lava Jato, la Cámara incluyó un anexo que permite acusar a jueces y procuradores de abuso de autoridad.
- Apoyo a los fiscales y los jueces -
Esa enmienda y la posterior jugada fallida de Calheiros llevaron a los fiscales de la Lava Jato a poner su renuncia en el tapete si la ley era ratificada por el Senado y promulgada por Temer.
"Tenemos que llenar las calles de Brasil contra esa tramoya", urgió Rogeiro Chequer, el líder de Vem pra Rua.
Para parte del país, el implacable juez Sergio Moro y los fiscales a cargo de las investigaciones del escándalo que desvió miles de millones de dólares de la petrolera estatal se han convertido en emblemas de la batalla contra la corrupción.
Esa guerra de poderes se da en un marco de desprestigio de la clase política y de profunda recesión económica.
- Otro frente -
Temer enfrenta otro frente de movilizaciones, esta vez contra los severos ajustes que impulsa para recuperar la confianza de los inversores.
El miércoles, unas 10.000 personas se manifestaron en Brasilia contra el congelamiento de los gastos públicos durante veinte años, que estaba siendo votado en el Senado.
Las protestas provocaron choques violentos entre grupos de jóvenes y policías, con destrozos de edificios públicos, barricadas, coches quemados a lo largo de la explanada de los ministerios y nubes de gases lacrimógenos.
Temer, con una popularidad de menos de 15%, pasa por un momento especialmente delicado, a raíz de la reciente renuncia de un ministro clave por un caso de conflicto de intereses que puede salpicarle a él mismo.
En un país en el que la corrupción abarca a casi todo el arco político, el MBL trata de financiarse vendiendo muñecos del expresidente Lula da Silva (2003-2010) vestido de preso o una taza con el rostro en blanco y negro del implacable juez de Curitiba, que dice "Todos somos Moro".