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La terna (PP-PSOE- C's), ante la amenaza del sorpasso de Podemos, convinieron meter de lleno a Venezuela en la campaña de los comicios del 26-J, en un intento de perturbar su desarrollo y escabullir así todo debate sobre el fracaso del credo neoliberal
Como si las circunstancias que vive el país fueran para predicar con el ejemplo, los candidatos a los comicios del 26-J afines a la doctrina neoliberal, en vez de volcarse en articular soluciones a la precariedad creada como consecuencia de la aplicación extensiva de esa ortodoxia política, lejos de proceder en consecuencia y sintonizar con la realidad, rehúsan todo encuentro con esta, apostando por el camuflaje que reporta correr un tupido velo, tras el que desfigurar su incapacidad trayendo a colación la arbitraria versión de un contexto foráneo y ajeno en todo caso a la compleja esencia de nuestra propia idiosincrasia.
Siendo así como los expertos en simulacros, los artífices del detrimento democrático y dinamizadores de la corrupción generalizada, viendo lo que se les avecina tras el pacto de Podemos y sus confluencias con Izquierda Unidad, notándose incapaces de frenar esta marea y neutralizar la depreciación electoral que tal alianza causará a sus respectivos partidos, como el cambio repercutido de tal circunstancia en la distribución del Congreso, además del hecho, que como fuerza emergente este frente electoral tiene atribuida de antemano la probabilidad rectora de formación de Gobierno.
Ante esta nueva realidad, inquietados por la repercusión del mas que seguro sorpasso, deciden desertar del juego limpio para decantarse por el todo vale arrabalero, de quien, incapaz de aportar soluciones a la hecatombe de su propia autoría, opta por ejercer la rivalidad política utilizando el extravagante artificio de externalizar la campaña electoral haciendo de Venezuela el amplificador de su discurso de agitación y propaganda como también en foro de sus exóticas proclamas a la libertad.
Y nada mas oportuno para la ocasión que utilizar como pasaporte aleccionador el muy apropiado marco legislativo de la ley mordaza, dado su carácter ejemplarizante como argumentario de su intromisión política en el exterior
Es ostensible que la injerencia española en asuntos internos del país caribeño tiene establecida su intensidad en correspondencia al resultado adjudicado a Podemos en las previsiones demoscópicas, por eso que ahora cuando el movimiento encabezado por Pablo Iglesias pasa a figurar en el segundo lugar de las encuestas con tendencia ascendente, sea el momento mas álgido de la ofensiva desatada por parte de los miembros del séquito neoliberal, cuya verdadera preocupación, mas que el esgrimido interés por el pueblo venezolano, es utilizar a la oposición de aquel país para a través de infundio echar abajo el discurso de transversalidad de la formación morada y cuya aplicación por acertada magníficos resultados le viene a deparar.
En esta ceremonia de intromisión, la palma la tiene ganada a pulso el PP, que como Gobierno distó en todo momento de estar a la altura de las circunstancias en su relación con Venezuela,
Considérese sino la descabellada aspiración del representante del C's, Sr, Rivera en su odisea venezolana, quien oliendo el descalabro de su formación en las urnas, como mero invitado no se le ocurre mayor despropósito que instar de la Asamblea Nacional de aquel país que emplazase a Podemos con la finalidad de insistir en el hostigamiento acusatorio de la tan trillada financiación bolivariana.
Un asunto que a pesar de estar dirimido y arbitrado por los tribunales españoles omite a propio intento, puesto que el propósito de su maniobra no es destapar la verdad, sino enturbiar con malas artes la campaña electoral tratando así de arrinconar durante su transcurso a esta fuerza emergente en un intento de circunscribir su encuadre a un exclusivo etiquetaje de izquierda, que además de limitar su tendencia electoral abortase su ritmo ascendente.
Aún no siendo ortodoxo utilizar la situación interna de otro país como arma arrojadiza en el contexto de unos comicios como los nuestros, el aquelarre electoral con sus rituales y hechizos no ha hecho mas que empezar, y en breve, cuestionando las credenciales democráticas del país sudamericano, el PSOE a pesar de su perfil de centro izquierda, como fuerza política mas afectada en sus intereses electorales por la irrupción de Podemos, no dudará lo mas mínimo en aliarse al clan de la brujería y del maleficio venezolano en su intento de sacar partida de la situación, para así, hacer mas leve su propia caída y la de un denostado Pedro Sánchez .
Pero con todo, en esta ceremonia de intromisión, la palma la tiene ganada a pulso el PP, que ostentando función de Gobierno distó en todo momento de estar a la altura de las circunstancias en su relación con Venezuela, tal fue así, que en vez de hacer gala de moderación en sus actos y tender puentes de entendimiento que favoreciesen un marco estable de concordancia, optó por poner en riesgo las inversiones empresariales españolas, por sus aspavientos, y maniobras de derrocamiento de régimen, que por excedidas, mas que favorecer el marco de relación y calmar los ánimos motivó el actual estado de tensión diplomática, .agravada por la dinámica de una conflictividad permanente convierte a la formación liderada por Rajoy en responsable de su propia medicina; aparte de poner en serio peligro las relaciones comerciales con aquel país.
Siendo por eso que la tan recurrente maniobra de arrear contra Caracas al tiempo de ser complacientes con La Meca, resulte electoralmente contraproducente y políticamente patética.