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“El cine de Hollywood busca buena rentabilidad y necesita de imágenes espectaculares”, dice Juan Mora, académico del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, en Ciudad de México
Arly Faundes Berkhoff
Ciudad de México
Quienes vieron la película El curioso caso de Benjamin Button recordarán la escena en que uno de los ancianos del asilo le cuenta a Benjamin (Brad Pitt) sobre aquella vez que fue alcanzado por un rayo. El relato se repite siete veces durante la película y se vuelve parte del desarrollo de la historia.
Lo que quizás no sabía es que ese efecto especial —de los 1, 300 que la hicieron merecedora de un premio Oscar en la categoría— nació en México.
En total fueron seis estudios de efectos visuales que trabajaron en la película, pero la participación de la mexicana Ollin Studio, que ha trabajado dos veces con el director de Benjamin Button, David Fincher, es ejemplo de una nueva exportación no tradicional de América Latina.
Alejandro Diego, de Ollin: trucos cuates para Hollywood.
“Tuvimos que hacer el rayo y conseguir el look de una película vieja”, explica Alejandro Diego, director y fundador de la empresa, junto con Charlie Iturriaga y Jorge Lizárraga.
Ciertamente, no todos llegan al Oscar. Sin embargo, en la globalizada industria de Hollywood hay espacio para las empresas latinoamericanas de creación digital. “El cine de Hollywood busca buena rentabilidad y necesita de imágenes espectaculares”, dice Juan Mora, académico del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, en Ciudad de México.
Hace tres años Ollin abrió una oficina en Hollywood, comandada por Robin D’Arcy, una productora con experiencia en la industria estadounidense. “Nos ayudó mucho a generar confianza”, explica Diego.
“Trabajar fuera de Estados Unidos se ha vuelto una opción real de hacer negocios en nuestra industria”, dice D’Arcy. “México está a un vuelo corto de distancia y la diferencia horaria es mínima, comparado con Gran Bretaña o India”.
La producción digital pone a empresas latinas en la mira de Hollywood
NICA SE DESTACA
Guatemala también está generando efectos, gracias al nicaragüense Carlos Argüello, quien se crió en Guatemala y a los 17 años decidió migrar a la costa oeste de Estados Unidos a estudiar diseño. Trabajó en estudios como Pacific Data Images, que luego pasó a ser DreamWorks, y en el estudio Cinesite, de Kodak.
Como director creativo estuvo a cargo de los efectos especiales de Armaggedon y del recordado vídeo musical Black or White, de Michael Jackson. Después de 20 años en Estados Unidos, Argüello regresó a Guatemala, donde decidió entrenar a algunos jóvenes en el mundo de los efectos especiales, formando el equipo de trabajo de su empresa, Studio C.
El creativo no cree que América Latina sea atractiva sólo por sus costos. “En Hollywood no les interesa el costo, sino el talento”, dice. Con producciones que gastan US$100 millones o más y destinan al menos un 20 por ciento a los efectos digitales, ahorrarse un par de millones de dólares no es tan relevante. “Lo que a ellos les interesa es el talento, la creatividad y el estilo de trabajo”, enfatiza Argüello.
La primera producción en la que participó Studio C fue Las Crónicas de Riddick. Pero el máximo logro del equipo fue la participación en Las Crónicas de Narnia: El León, La Bruja y El Armario. Al igual que los mexicanos de Ollin fueron nominados a los premios Oscar en 2005, pero no ganaron. Sin embargo, según Argüello, esta candidatura ha sido clave para la expansión de su empresa. “Fue la primera vez que el trabajo de una compañía latina estaba nominado al Oscar”.
Como resultado, Studio C abrió una oficina en México y están en proceso de expandirse a Costa Rica y Colombia, mientras que Ollin se encuentra a la espera de nuevas ofertas de Hollywood. Sin duda, un rodaje latinoamericano que recién comienza a desarrollarse, pero puede llegar a ser tan exitoso como sus efectos.
Fuente: (LA PRENSA/AMÉRICA ECONOMÍA), de Nicaragua.
Lunes 08 de Junio del 2009.