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El fracaso de convergencia en la izquierda es una irresponsabilidad, que traerá consigo la continuidad del bipartidismo y el afianzamiento de la política neoliberal
Los defensores del neoliberalismo sostienen que su sistema nunca se equivoca, y que sin embargo, si es el pueblo quien lo hace; una máxima de su laboratorio ideológico que promulgan con asiduidad al solo objeto de falsificar la situación e impedir con ello la percepción de lo que ocurre en realidad. Por eso que cuando los autores intelectuales de tal barbaridad insisten en culpabilizar de la crisis a la ciudadanía por vivir encima de sus posibilidades, tal manifestación además de un solemne disparate, es factor indicativo de la disfuncionalidad democrática del país, de la distancia abismal entre el poder popular y la suplantación que hacen del mismo quienes políticamente burlando el mandato de las urnas lo entregan a libre disposición de la oligarquía financiera internacional.
Este proceder es una forma impropia de culpar a las víctimas de la situación creada por quienes dirigen la ofensiva socio económica contra la propia ciudadanía, contando con la colaboración, de una clase dirigente que prefiere dejarse desposeer del poder otorgado en las urnas a ejercer con dignidad el mandato de los electores. De ahí que por mas confusiones perturbadoras que pretendan añadir y estrategias de adulteración que intenten emplear, lo cierto es que la actual crisis solo tiene un único relato creíble, por cuanto, se ha generado en razón a las contradicciones propias del funcionamiento del sistema neoliberal, que circunscrito a la austeridad como pensamiento ideológico, resulta desde todo punto de vista un dogma impermeable a los datos y a los hechos, anulando tal circunstancia por si misma la solvencia de sus cómplices políticos.
Los efectos secundarios de tal coyuntura, hacen que el país deje de ser un ente soberano capaz de gestionar sus recursos en pos del interés general, pues aún cuando los alternantes al poder se presentan ante el electorado como dos alternativas políticamente diferenciadas, la realidad, es que tanto el PSOE como el PP van a gestionar idéntico modelo económico, es decir, ambos partidos políticos ejerciendo función de gobierno reproducirán el dogma neoliberal que sin disparidad tienen asumido como propio. Materialización llevada a término cuando uno y otro, a través de un pacto de Estado refrendaron la reforma express del artículo 135 de la Carta Magna, y con ello, hicieron que la ideología neoliberal tomara rango constitucional dejando a la par en suspenso el escaso articulado de carácter social contenido en la constitución del 78.
El cisma está servido, pues a dos meses y medio de las elecciones generales la brecha entre los llamados a converger se ha hecho mas profunda
Pero a nadie debe pasarle desapercibido que aún con el decaimiento del bipartidismo, el neoliberalismo mantenga su continuidad en escena si la transferencia electoral o éxodo de voto, auspicia el afianzamiento de partidos emergentes como es el caso de Ciudadanos, que como defensor a ultranzas del credo neoliberal no solo esta llamado a cumplir la función de recambio de un alicaído bipartidismo, sino que también, llegado el caso, a ejercer de aliado circunstancial del mismo, y siempre con el objetivo puesto en la prórroga y continuidad del sistema. Muestra evidente del resultado de un diseño a medida, articulado desde el lobby empresarial y demás aristocracia económica nacional que para salvaguarda de sus intereses apuestan por la promoción de la formación naranja, publicitando su discurso regeneracionista de la política al tiempo de mantener la interrogante de su indefinición ideológica y silenciar su neoliberalismo feroz.
Pero en tanto esto sucede, cuando la reacción opositora no se debiera hacer esperar, lo cierto es, que mientras el neoliberalismo se rearma políticamente la izquierda por el contrario, fraccionada por su propia crisis de liderazgo y de vacilación ideológica, se sume en la hiperfragmentación de un debate de siglas que cierra toda posibilidad a la formación del frente electoral de amplio espectro que la situación exige para combatir eficazmente a la dictadura de los mercados de patrocinio neoliberal . Una confluencia por tanto cada vez mas enrocada y cuya posibilidad se hace mas difícil cuanto mas se acorta el espacio temporal que dista para la celebración de los comicios, convirtiendo así el intento de concurrencia en una oportunidad perdida, y ello, para satisfacción y tranquilidad de los miembros de la oligarquía financiera, que por la inmadurez dirigente y el afán protagonista de unos irresponsables políticos, pueden percibir, como una vez mas queda a salvo la continuidad de sus privilegios.
El cisma está servido, pues lamentablemente a dos meses y medio de las elecciones generales la brecha entre los llamados a converger se ha hecho mas grande que nunca cerrando toda posibilidad de entendimiento, provocando con ello, que el desvarío ideológico tome el control de la situación, y todo, cuando más falta hacía la consolidación de un frente popular, que de forma audaz, convertido en primera fuerza política, fuese la herramienta a emplear por la izquierda para imponer el cambio socio económico que la situación demanda, al que por desgracia. habremos de esperar otra vez mas hasta que se imponga la sensatez política.
Y mientras esto ocurre y la izquierda se encrespa en lo trivial, para desgracia social, el neoliberalismo mantendrá su liderazgo y el total protagonismo.