¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Lavozdenicaragua escriba una noticia?
Por Fabio Gadea Mantilla - Querida Nicaragua: Abominable como los peores crímenes es disparar balazos contra gente inocente que jamás se imaginó semejante tragedia. Asesinos amparados en las sombras de la noche, y agazapados tras la maleza a la orilla del camino, dispararon a un autobús repleto de gente, matando a cinco de ellas en forma instantánea e hiriendo a una veintena del resto de pasajeros. Como es natural la tragedia ha enlutado a varias familias, en el norte de nuestro país.
Este es el momento en que debe entrar en acción una Policía profesional. Una Policía que nombre inmediatamente a los técnicos más destacados en materia investigativa, en conocimiento y respeto de las leyes y de la Constitución de la República y que elabore un plan de acción rápido que permita, sin abusos ni maltratos repugnantes a la población, iniciar la investigación a la mayor brevedad. No resolver en el momento porque puede ser labor imposible, pero sí iniciar una delicada y seria investigación.
No se trata de salir inmediatamente en los medios de comunicación anunciando que la Policía es profesional y que se han dado las instrucciones del caso para descubrir el paradero de los terroristas. Se trata de que sin ningún alarde publicitario debería haber un cuerpo policial de emergencia para casos como estos, no para ir allanando, sin orden judicial alguna, cada casa de los vecinos donde ocurrió la tragedia, ni de ir apresando por puras sospechas a todo aquel que se encuentre durmiendo inocentemente sin siquiera saber lo que ha ocurrido, causando un estado de terror en la familia, sin respetar a mujeres, ancianos y niños, por todo el vecindario.
Se nos informó reiteradamente, por amigos que ahí viven, el estado de temor que se siente en Ciudad Darío, donde la Policía parece haberse ensañado en contra de los liberales opuestos al Gobierno.
Escuchamos las declaraciones de la señora fiscal nacional, donde se acusa a tres jóvenes por haberse reunido primero en Ciudad Darío y unos días después en una gallera de Tipitapa para planear lanzarle piedras a los autobuses.
No tenemos noticias de que estemos en estado de sitio, de modo que el derecho de reunión está vigente y no causa delito alguno, y en todo caso el tirar piedras no es más que una falta de policía y no un delito que amerite un proceso judicial.
Las declaraciones de algunas autoridades ofenden la inteligencia de nuestro pueblo. Son declaraciones como las del cambiazo de la cocaína por talco, lo que hicieron sin la menor vergüenza.
Cuando ocurre este tipo de tragedias tan lamentables la Policía Nacional debe procurar no aumentar el sufrimiento de la ciudadanía, sino actuar con premura, pero con prudencia, y no detener a nadie hasta no estar completamente segura de que hubo alguna participación o complicidad de parte de alguien. Esto es lo que se hace en países con grados superiores de convivencia democrática, donde los pueblos gozan de una educación esmerada desde la tierna infancia, donde el respeto de un ciudadano hacia el otro es la norma de cada día.
Han pasado nueve días desde que ocurrió la tragedia y hasta el momento de escribir estas letras el día de ayer, no se había esclarecido con plena certeza quiénes fueron los autores materiales e intelectuales de este trágico suceso que ha enlutado a varias familias norteñas. Este caso puede ser especialmente difícil y requerir tiempo y paciencia del público, sin embargo, es intolerable que con el afán de encontrar a los culpables se allanen hogares atemorizando a las familias y sin orden judicial se detengan personas y se retengan en prisión más del tiempo estipulado en las leyes.
No queremos una Gestapo como la de Hitler, ni una KGB como la de los tiranos dictadores comunistas de los setenta años en la Rusia Soviética.