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La irracionalidad de muchos ciudadanos, la falta de autoridad moral de los políticos y el escaso eco que reciben las indicaciones de los médicos, causas de las nuevas oleadas del virus
Me asusta la quinta ola, dicen que en recesión, pero yo, lego en medicina, vislumbro la sexta ola cuando llegue octubre, y un índice de mortalidad en diciembre-enero, parecido al del pasado año. Será entonces cuando los políticos nos volverán a confinar y la economía se resentirá, las libertades individuales quedarán anuladas y vivieremos de nuevo la fustración social y las enfermedades psiquicas irán en aumento.
Vivo en un pueblo de la España vaciada, a cuarenta y pocos kilometro de Madrid, dentro de la Comunidad. Aquí, durante los duros meses del confinamiento vivií un cierto confort, a base de salir de mi casa, a horas poco comunes y perderme entre los olivos que rodean el pueblo, lejos de miradas indiscretas de vecinos y autoridades, que limitaran mi derecho a respirar el aire puro, al tiempo que protegia a mi familia del maléfico virus.
En el pueblo hubo pocos casos, claro que, si tu no quieres, no te cruzas con un vecino a menos de quince metros, con lo que las probabilidades de contagio son muy escasas.
La cuestión era hacer acopio de viveres, salir lo justo, y teletrabajar en casa, como en mi caso y buscar solazarme con la naturaleza para equilibrar mi mente y mi espiritu.
No nos fue tan mal, pero, me indigna ver que no se controlan los botellones en Madrid, y cuando digo Madrid, lo hago extensivo a las otras regiones de España.
Ahora en verano he pasado unos dias en la Costa Brava, allí también me he aislado de mis vecinos. Playa a las horas primeras del dia, y paseos por las vias verdes. Poca vida social. y con mascarilla.
Pero la gente está pirada. Veo imagenes de Playa de Aro, Barcelona, Gerona......no cesan los botellones. Y las autoridades no saben atajarlo de otra forma que limitando mas los horarios......que saquen a todas las fuerzas policiales a la calle y arremetan contra los infractores.....y nos dejen vivir en paz a los demás.
Pero, claro, resulta mas facil confinarnos, así no protestamos por otras coas que también tenemos derecho a reivindicar. Nos están conduciendo hacia un estado autoritario, de control casi dictatorial.
Ya me estoy preparando para el retorno a mi pueblo. Respiro las últimas noches de sabor a mar, paso mis dias junto a mi hijo y su familia, antes del encierro casi carcelario que a buen seguro intentarán reducirnos este otoño.
Me indigna leer que con el verano sobran vacunas en Madrid y Barcelona, porque la gente ya no va a vacunarse y prefiere salir de vacaciones, cuanta inconsciencia. Aplaudo a los médcios que salen por la tele y nos ilustran sobre la evolución del COVID, pero.....que poco caso se les hace.
Cuando llegue septiembre, lloraré con notalgia el verano vivido a medias, en pro de salvaguardar a mi familia de la mortal infección. Haré acopio de libros para pasar el otoño-invierno en mi casa, viajando lo justo a la Puerta del Sol.