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Cifras del Canal que no cuadran

23/06/2013 16:20 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

imagePor Edmundo Jarquín - Cuando hace pocas semanas trascendió la información que Ortega anunciaría, otra vez más, un megaproyecto que nos sacaría de la noche a la mañana de la pobreza, en esta ocasión, y también una vez más, un canal por Nicaragua, dijimos cuatro cosas.

Primero, que cualquier proyecto que ayudara al desarrollo de Nicaragua era deseable, y debería ser apoyado.

Segundo, que siempre ha estado en el sueño de los nicaragüenses, y también en el pensamiento de la comunidad internacional la posibilidad de un canal por Nicaragua que uniera el Atlántico con el Pacífico. Incluso señalamos que hace más de 200 años el gran científico alemán, Alexander Von Humbolt, a principios del siglo XIX, había estudiado seis posibles rutas interoceánicas, y concluía recomendando la ruta de Nicaragua por el Río San Juan y el Gran Lago. Y recordamos que Jeremías Bentham, uno de los intelectuales más influyentes de inicios del siglo XIX había propuesto entonces al parlamento británico su construcción, casi medio siglo antes que hiciera lo mismo Napoleón III de Francia, y de que se construyera el canal de Suez, por no decir el de Panamá.

Tercero, que con las nuevas condiciones del comercio mundial, y en especial de la navegación – que ya no son las del siglo XVIII y XIX, a vela, primero, a vapor después, que hacían especialmente atractiva la ruta por Nicaragua- y de nuevas valoraciones aceptadas internacionalmente sobre el derecho de las Naciones, las poblaciones y el medio ambiente, deberían realizarse estudios que determinaran la factibilidad técnica, financiera, social y ambiental del canal, antes de anunciarlo como el premio mayor de la gran lotería, y menos conceder sus derechos sin saber si es o no factible, y cuáles sus costos y beneficios, en especial los que pudiera esperar nuestro país.

Cuarto, que el gobierno estaba manejando poco seriamente un tema de semejante envergadura, empezando por el hecho del secretismo de la información; cuestionábamos que el canal se contratara con una empresa, como con Vanderbilt en el siglo XIX, y no con un Estado, como corresponde a los desarrollos del derecho internacional público, que tanto ha costado imponer frente a los intereses privados; repudiábamos que la ley de la concesión a un empresario privado se propusiera, tramitara y aprobara en un semana, incluyendo el hecho de que algunos de los documentos de soporte de la iniciativa de ley se enviaron a la Asamblea Nacional en inglés, siendo el español nuestro idioma oficial. Y criticábamos los contenidos onerosos de la ley de la concesión (vendepatria la llamaría Sandino), que de hecho convierten a Nicaragua en un Protectorado de una "pirámide empresarial" que comienza en Hong Kong, pasa por el emblemático paraíso fiscal de Gran Caimán y termina en Nicaragua.

Bueno, a todas esas interrogantes y cuestionamientos se agregan más dudas. Esta semana el Ministro Secretario de la Presidencia para Políticas Públicas (si hay un Ministro de la Presidencia para tales fines, cabe preguntarse cuántos Ministros de la Presidencia hay, pero ése es otro tema, así cómo cuál ministro importa más) en reunión con el Consejo Nacional de Rectores, para explicar las bondades del proyecto orteguista del canal por Nicaragua, dio algunas cifras que solamente hacen aumentar la poca seriedad con el cual el tema se está manejando, poca seriedad que podría bordear los límites de la burla a los nicaragüenses, en especial los más pobres a quienes se ofrece el milagro de la felicidad en este mundo de la noche a la mañana.

El Ministro dijo que entre este año y el 2018, es decir en cinco años y bastante antes que se inicie, si es que se inicia, la construcción del Canal, el empleo formal (es decir, registrados en el Seguro Social y con los derechos laborales garantizados), habría crecido de los actuales 600, 000 registrados en el INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social) a 1.927, 000, es decir el 300% más.

¡Bingo!, seguramente gritaron desde el gabinete orteguista

Lo segundo que dijo el mencionado Ministro, cuando se le preguntó sobre el impacto que el Canal tendría en los ingresos del país, fue lo ocurrido en Panamá en que habían pasado "de 4, 000 a 14, 000 millones" de dólares.

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Pues bien, lamento tener que desinflar esas cifras del gobierno y las expectativas de empresarios que alegremente han endosado la promesa de Ortega y, dolorosamente, la de muchos nicaragüenses que son aprovechados de su miseria para "encandilarles" con falsas profesías.

La actual ampliación del Canal de Panamá tiene empleados, temporalmente a 12, 000 personas, entre obreros, maquinistas, ingenieros, economistas, oficinistas, etc. Y se prevé que 4, 000 de esos empleados y empleadas quedarán en la planilla permanente del Canal con lo cual la misma llegará a 14, 000 pues actualmente tiene 10, 000. Entonces, el incremento temporal del empleo directo en la ampliación del Canal es del 1% de lo que el Ministro Orteguista dice ocurrirá en Nicaragua. Bueno, dirán los voceros del gobierno, pero nuestro proyecto es mayor. De acuerdo, se le contestaría, ocho veces mayor porque se habla de una inversión de 40, 000 millones frente a 5, 000 en la ampliación del Canal en Panamá. Es decir, se crearían empleos que representan el 8% de lo que el Ministro dijo. Y no hablemos de los empleos permanentes que solamente representarán, con los mismos cálculos, el 2.5% de lo que el vocero de Ortega dijo ante al Consejo de Rectores.

Y no se limita al canal en cuanto a los ingresos, no despreciables por cierto, en Panamá el año pasado representaron 2, 300 millones de dólares, no 4, 000, y para 2025 se proyectan 4, 400, y no 14, 000 como dijo el Ministro. Y en Panamá esos ingresos no son mayores que los que recibe por turismo y por otros rubros, porque el desarrollo de ese país.

Desde luego, el Canal podría tener muchos otros impactos secundarios y derivados positivos, como los ha tenido en Panamá 100 años después. Sin embargo, hay que ver, si es factible porque no se discute que sea deseable, si es en beneficio nacional y en democracia, lo que no esta ocurriendo en nuestro caso.

Yo, apuesto por ver, y si pierdo, y el canal se construye y Nicaragua gana, me alegrará haber perdido.

El espejo de nuestro porvenir

No me extraña, en absoluto, que jóvenes se estén movilizando en apoyo de los "viejitos" que reclaman una pensión reducida del INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social).

De la juventud es la rebeldía y la generosidad, y por eso lo entiendo. Los demás, independientemente de nuestra edad, nos deberíamos sumar a esas manifestaciones de solidaridad, por su justicia intrínsica y porque esos "ancianos" son el espejo de nuestro porvenir (algunos, por cierto, menores que yo).

Tampoco me extraña la reacción de desprecio y represión del gobierno contra esos adultos mayores. Desde la arrogancia de quienes se creen eternos y se han enriquecido, ni se tiene consideración por la edad, ni por las necesidades de los demás.

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lavozdenicaragua.blogspot.com
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