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Por Fabio Gadea Mantilla - Querida Nicaragua: Parece ser que el señor Ronald McLean, vocero de la empresa del señor chino Wang Jing, concesionaria de la construcción del supuesto Canal Interoceánico por Nicaragua, vino a caer como pez en el agua en nuestro país, ya que su estilo se parece al de los funcionarios de este gobierno, a los que no les gusta rendir cuentas de nada.
Ante una pregunta del periodista Vladimir Vásquez, del Diario LA PRENSA, sobre los costos de los estudios de factibilidad del proyecto, el señor McLean contestó molesto: "no sé de cifras y si las tuviera no las tengo que dar tampoco. Este es un proyecto privado, con plata privada y riesgo privado. No estamos manejando fondos públicos, nuestra transparencia y rendición de cuentas es a la autoridad. (del señor Wang Jing según entendemos).
Todos sabemos que hay un tratado firmado por don Daniel como presidente de la República y el señor Wang Jing, tratado que fue aprobado a troche y moche por la aplanadora orteguista en el Congreso y con los votos en contra de los diputados de oposición. Tratado por otra parte que, al violar una serie de artículos de la Constitución de la República, ha sido objeto de varias decenas de recursos por inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia.
Estos mismos hechos están demostrando que el proyecto del Canal es un proyecto nacional, no un proyecto privado como declaró un poco irritado el vocero McLean. Existe además una comisión del Gran Canal Interoceánico constituida hace más de un año, cuyo presidente es don Manuel Coronel Kautz, funcionario gubernamental, lo que nos dice también que este es un proyecto nacional.
Un proyecto de tal envergadura nunca puede ser privado, ni puede ser realizado sin la participación del Gobierno, que bien o mal representado, es el Gobierno de la República de Nicaragua.
Nacional o no nacional, me parece que todo este asunto del Canal es toda una plataforma montada para poder cabalgar sobre sucesivas reelecciones presidenciales por el señor don Daniel. Para el 2016 ya se rumora la reelección de Ortega y hasta se menciona, si las circunstancias obligan a ello, la nominación de la señora doña Rosario Murillo, actual primera dama de la República.
Y pienso todo esto porque un proyecto como este del Canal no es ni de cinco ni de diez años y el danielismo no querrá entregarle el mismo a otro presidente como no sea él mismo u otro de su total confianza.
La ampliación del Canal de Panamá fue aprobada en 2006, actualmente siguen trabajando en ella después de siete años. Y tiene un recorrido de 80 kilómetros. Imaginemos pues lo que tardaría el supuesto Canal por Nicaragua cuyo recorrido sería de aproximadamente 280 kilómetros.
El señor don Daniel seguramente querrá ver terminada la obra cumbre de su gobierno, asimismo el ferrocarril, las carreteras, los puertos de aguas profundas, los aeropuertos y las zonas de libre comercio que contempla el miliunanochesco y delirante proyecto.
Todas estas obras no son para concluirse en cinco años, ni que tuviéramos una invasión de chinos trabajando 16 o 18 horas diarias. Solo los estudios de factibilidad se llevarán años y no meses.