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Los cuchillos largos se adueñaron de sus praderas, exterminaron a sus bisontes y los condenaron a una muerte lenta e inexorable
Los cuchillos largos se adueñaron de sus praderas, exterminaron a sus bisontes y los condenaron a una muerte lenta e inexorable.
Cuando hablamos de la autodeterminación de los pueblos, de la soberanía nacional y de los derechos humanos, pasamos a pies puntillas por la interminable lista de atrocidades cometidas en nombre de la civilización y el desarrollo.
Hace 135 años fue muerto a ballonetazos Caballo Loco, el jefe de los Siux, el hombre que derrotó al general Custer, en la batalla de Little Big Horn defendiendo sus tierras de los invasores blancos que procedían de Europa.
Ser blanco no es ser mejor
Los americanos (Gringos), recuerdan a su general Custer en los libros de texto y en las paredes de sus casas y edificios, pues se trata de un héroe nacional, mientras tanto los "indios" americanos siguen postrados y marginados cien años después de haberles robado sus tierras, los que se autoproclaman defensores de la libertad y de la democracia, autoeregidos en gendarmes del planeta desde entonces.
Hoy cuando se cumplen 135 años de la muerte de Caballo Loco, estaría bien reflexionar sobre las barbaridades de los cuchillos largos y su VII de caballería.
Larga vida al jefe Caballo Loco.