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La vegetación nicaragüense tiene una naturaleza tropical y subtropical. Se destacan árboles maderables como pino, cedro, bálsamo, entre otros. Posee alrededor de 50 variedades de frutas
Si bien la agroindustria es considerada como una panacea para el desarrollo y transformación del sector agropecuario, una mirada retrospectiva del papel que ésta ha jugado en nuestro país nos muestra que su eficacia no corresponde actualmente a las expectativas que de ella se tienen.
Qué ha sucedido en el sector pecuario con los mataderos y algunas pasteurizadoras; en el sector agrícola con los ingenios azucareros y con las oleaginosas?, como un ejemplo típico de cuatro agroindustrias que han sido claves en el desarrollo del país y que actualmente no evolucionan armónicamente, ni satisfacen las necesidades básicas de la mayoría de la población ni tampoco son una opción de progreso para los productores agrícolas.
Nadie puede negar la importancia de la agroindustria en el desarrollo de los pueblos y es quizás el enfoque actual de la misma que tiene que motivar el interés de los productores, de los funcionarios públicos, de los investigadores por conocer la problemática que enfrenta la agroindustria y sus alternativas viables de organización de estrategias institucionales y de desarrollo de procesos y productos. Y en ese sentido, conceptualizar en sus justos términos las interrelaciones entre la agricultura y la agroindustria se hace prioritario.
El hecho mismo que el sistema agroindustrial no es solamente la secuencia lineal de entrada y salida de insumos y productos, sino el conjunto de las estructuras agropecuarias e industriales, entre otras, vinculadas entre sí por ciertas reglas. Que para comprender la agricultura no hay que considerar sólo sus aspectos ambientales y técnicos; ni a nivel de productor los aspectos sociales y económicos. Hay una gran diversidad de relaciones con el resto de la economía, con aspectos externos al proceso mismo de producción, que explican que el ciclo de valoración del capital no está restringido al ámbito agrícola.
En la agroindustria hay una mayor composición orgánica de capital, sin decir que la agricultura no tenga la misma tendencia, pero en ésta, las condiciones ambientales y los ciclos biológicos hacen el proceso más lento y por ello se presenta una transferencia de valor de la agricultura hacia la industria. Amedida que se industrializa la producción agrícola desciende el valor porcentual que le corresponde a la agricultura en el proceso final, lo que tampoco debe verse como una total subordinación por el hecho de extraerle excedentes. Por eso interesa conocer la generación y apropiación de excedente económico, los cuellos de botella, las relaciones de dominio, etc. Las ventajas que la agroindustria impone a la agricultura, como un proceso histórico social del desarrollo, debe revertirse a favor de los productores, beneficiándolos a través de su integración a la actividad industrial; pero si la estructura económica de la sociedad se mantiene igual las leyes del capital seguirán predominando y los productores no gozarán de los beneficios en la transformación de sus productos.
En otro orden de cosas, la misma evolución histórica de la agroindustria, que se inicia con características artesanales hasta la industria, donde la influencia decisiva del mercado global atenta contra los intereses de los países como el nuestro. Y es aquí precisamente donde nuestra agroindustria, muy poco diversificada por cierto, sufren un estancamiento debido, entre otros factores, al aspecto del comercio internacional. En el azúcar, las variaciones de precios internacionales (ciclo azucarero), muestran lapsos cortos de precios altos y períodos largos de precios bajos. El consumo de azúcar tiende a disminuir por los sustitutos calóricos y los llamados de alta intensidad; en los últimos años se han disminuido los requerimientos del mercado libre, en parte por el grado de autosuficiencia de los países mayores consumidores, que de por sí ahora se han convertido en mayores productores y en parte por las políticas económicas de proteccionismo de esos países, que de importadores netos han pasado a ser primeros exportadores a nivel mundial.
Nos percatamos entonces, que el panorama no es tan optimista para la tercera fuente de divisas de la región latinoamericana, como es el azúcar. Además, la situación se complica con el rezago de nuestro país respecto al rendimiento agrícola y al nivel tecnológico.
El mismo panorama ocurre con los mataderos en relación al mercado de la carne, los ingentes esfuerzos sanitarios que muchos países están realizando para exportar carne barata y de mejor calidad que la muestra terminará relegando nuestras incipientes exportaciones, perjudicando en el mismo bolsón a ganaderos y dueños de plantas.
Por eso hay que hacer énfasis que para desarrollar y promover la agroindustria en estas condiciones, es imprescindible que la agroindustria se diversifique, por un lado en la transformación de muchos más productos agrícolas y por otro lado que nuestras tradicionales agroindustrias generen una mayor cantidad de subproductos en el proceso de transformación. Con sólo la elaboración de azúcar y empaquetamiento de la carne no se llega a ningún lado.
A excepción del Brasil, donde la producción de alcohol está íntimamente vinculada, no existe en la mayor parte de los países una concepción integrada azúcar-derivados. En Nicaragua un buen ejemplo de esta integración nos la da el grupo Pellas con su industria licorera. En la Unión Europea, por ejemplo, no se encuentra ningún matadero que sobreviva económicamente en base al procesamiento de la carne exclusivamente, la mayor parte de su rentabilidad la obtienen de otros subproductos, como los cueros, sangre, glándulas, huesos, etc. También está el ejemplo de las procesadoras lácteas, con lácteas, con la fabricación de derivados como el yogur, cremas, jugos, sorbetes etc.